sábado, 31 de julio de 2010

RECUPERAR AFECTOS

Cuando salí de mi casa, llevaba el corazón saltando enloquecido en mi pecho.
No pude envolver mi esquina, acaricié el vacío y partí sin mirar atrás.
Hoy recuerdo quien fuí allí, y que fué el barrio para mi.
Olía a mañana blanca, a lejía, a jabón el "gaucho". El aire entraba por todas partes, mi casa era la casa del aire y tambien de la fragilidad. Mi casa era una casa de puertas abiertas, de concierto de gallinas al atardecer y de zumbidos de abejorros que habitaban el jazmín de la galería.
Muchos han vivido también estas sensaciones, la de abondonar un sitio en el que transcurrió una buena parte de nuestra vida.
Cuando me fuí, en mi cabeza sólo habitaba un pensamiento,¿Cómo será la persona que ocupe mi lugar? Ella no sabrá de mi, ni de mi risa, ni de mis lágrimas. ¿Cómo se despertará esa persona?.
Ya no estarán las gallinas y sus cacareos para hacerlo.
Todas estas reflexiones se relacionan con los días que estoy viviendo. Días alegres, emocionantes, cálidos. Que me llevan a preguntarme, ¿Qué he dejado detrás de mi?
Y hoy esa pregunta tiene respuesta. Amigos que después de sesenta años recupero.
Esta historia tiene un final feliz, siempre hay otra vida, en otra parte que nos regala algo bonito cuando más lo necesitamos.

4 comentarios:

Marina dijo...

Qué bonito!!! Y cuánto me alegra que tengas ese sentimiento, esa sensación de "alegría nostalgiosa" que abriga y da calor al corazón! Ves? Si logramos ampliar la mirada, la perspectiva con la que habitualmente recibimos el mundo, hay algo (o mucho) que ganamos. Aunque nos cueste cambiar el chip. ¡Aleluya por los encuentros virtuales!

Anónimo dijo...

Gracias hija,¿Sabes?, te estás volviendo más sabia día a día. ¡¡ALELUYA!! por ti y por mi al tenerte cerca. besoooos.

Pocho Rueda dijo...

lentos deberán ser mis pasos para no tropezar con los escombros,aguda mi vista para mirar al poniente y ver el sol q va desapereciendo en un crepuscular degüello,alguin se llevó los buzones q me vieron trémulo de inseguridad esperando alguna piba,q muchas veces faltó a la cita,caminaré entre fantasmas,evocaré azahares,soñaré coon cabelleras húmedas de dulces quinceaéras,pensaré en mi saco blanco q se veía celeste en algunos amaneceres de luna llena,veré mis manos,serán las de siempre,mi corazón será el mismo,mas...ay!.....cuántas veces se habrá desgarrado,y le falta el don de la palabra para poder contarlo....debajo de la dureza deste pavimento,yacen las zanjas y cunetas de mi juventud...al fion y al cabo...el barrio era más lindo entonces....

Beatriz dijo...

Sí, Pocho el barrio era más lindo entonces...Y creo saber porqué. porque la infancia es irresponsablemente libre, sin ataduras, sin compromisos, sin apremios. Solo el juego como compañero, y la protección y el amor de nuestros mayores.
Y todo eso tiene un fin marcado por el despertar de un día y encontrarte con un camino por delante y el viaje que te espera.
Estamos en viaje, amigo, aún lo estamos.